Como una tigresa golosa,...
Ávida, hambrienta, enardecida...
Que sin resistencia, se entrega
al instinto inexorable de tu ser,...
Me convierto cada madrugada
En tu íntima y voraz depredadora.
Amparada por la solitaria impunidad
Que se consagra al reducto del cubil,
Extirpo en agónicas bocanadas
La absoluta saciedad de tu colmena,
Dulce delirio de tu néctar,
Libración que se abre plena al paladar.
Eres la suculenta miel que me alimenta
El panal repleto de elíxica sustancia,
Mosto que brota en exprimida lentitud,
La codiciada secreción de mi ansiedad.
La privilegiada savia emanando del deseo,
Y yo el animal que bebe entera su poción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario